martes, 22 de julio de 2014

A un Gurú inconmensurablemente sonriente y luminoso

Conmigo ibas Constancio
Viajando alegremente 
Por la carretera Guadalajara – Tepic
Tenías en ese instante inconmensurablemente mágico
La sonrisa a flor de labio, a flor de piel, a flor de todo,
Y tu risa cristalina alegraba el paisaje
Y  movía  recuerdos hondos del mas lejano de los pasados existentes
Y la luz, esa luz inolvidable ahora brotaba fluida
Desde el fondo  del  verde-azul paisaje
Íbamos cotorreando a cien kilómetros por hora
Y no paramos de danzar nuestras ideas y ocurrencias 
En el alegre giro de las palabras que reflejan el gozo
 De ser, de  estar y ser inagotable y estar loco 
Por las maravillas del paisaje,
Las piedras negras nos salieron al paso
Y la violencia de su negritud nos asalto de pronto
¿Por qué tan negras? 
Parecen recién acomodados 
Por un dios cruel que sacrifica en obsidiana,
Recién pintadas con el negro más negro  
Para lastimarnos la pupila y la imaginación.
Dos Getuls y un Guru
Acomodando sus elucubraciones a tan negro paisaje,
Y el volcán a lo  cerca, no tan lejos 
Impasible como un vigilante de siglos o de miles de años.
Por la alegría reconozco tu voz, que fluye desde el fondo de mi mismo
Y aunque estés algo lejos se que estas cerca muy cerca…
Porque  mis huesos saltan de alegría 
Cuando se que sigues compartiendo la luz,
Esa luz que no tiene tiempo, ni espacio
Porque es eterna y vive para siempre 
En las profundidades de mi  sangre .

  Gs. Jose Manuel Cortez Mejia.

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