jueves, 30 de abril de 2015

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Thanatos I

           Escribir sobre la muerte mientras escucho a los Creedense y a Pappo Napolitano, con su 'Juntos a la par', es hablar de la vida, sus cierres y transformaciones, con alegría. Es que nacimiento y muerte van a la par. Como el gusanito que no se anima a morir, pero la naturaleza le da ánimo y luego de un tiempo de ser crisálida se transforma en una hermosa mariposa y empieza otra etapa y experiencias maravillosas de su propia vida. La muerte solo es el descanso de la vida.

En la mitología griega, Thanatos (en griego antiguo Θάνατος Thanatos, ‘muerte’) era la personificación de la muerte sin violencia. Su toque era suave, como el de su gemelo Hipnos, el sueño. La muerte violenta era el dominio de sus hermanas amantes de la sangre: las Keres, asiduas al campo de batalla. Tiene equivalencias en otras mitologías como la romana que era Mors o Letus / Letum .

Esto coincide con la gran enseñanza hermética: como es arriba es abajo y como es en lo micro es en lo macro. La vida es, en lo micro, un nacimiento al amanecer, luego del sueño, o sea la muerte suave de Hipnos. Vivimos experiencias durante el día, hasta que nos acostamos y nos dormimos para volver a amanecer. Así es en lo macro, amanece cuando volvemos a nacer, pasan muchos años y volvemos al todo, hasta volver a empezar.

En la teoría psicoanalítica, Thanatos es la pulsión de muerte, que se opone a Eros, la pulsión de vida. La «pulsión de muerte» identificada por Sigmund Freud, que señala un deseo de abandonar la lucha de la vida y volver a la quiescencia y a la tumba. Ellas siguen en nuestra vida, por eso a veces elegimos la pulsión de vida y otras, inconscientemente, la de muerte, si hacemos algo que nos hace daño o nos lleva a nuestra propia destrucción.

He conocido el Ser Infinito que está Resplandeciendo
Más allá de todas las tinieblas y desilusiones;
Solo conociéndolo se escapa a la muerte.
No hay otro camino hacia la Inmortalidad.
(Svetasvataro-Panishad, III, 8).

martes, 28 de abril de 2015

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            Sobre el amor 1

         Hablar un poco sobre el gran Dios Eros, el amor, la maravillosa pulsión de vida, es un gusto sin pretensiones, solo apreciar la vida. Es primavera en el norte de la línea del Ecuador. Este 21 de marzo ha marcado el comienzo del año Astrológico 68 de la nueva era. Vamos avanzando en un tiempo nuevo, de más luz para el planeta. En el hemisferio norte, toda la naturaleza fluye en el amor. Los árboles se adornan de colores, las flores celebran la tibieza del sol, cautivando al que las mire.

Todo reverdece, crece, renace, la vida fluye por todas partes; las aves cantan felices porque hay más alimento, más lugares donde refugiarse. Pero también les impulsa el llamado de la naturaleza a reproducirse, a encontrar su pareja; a construir un nido para sus polluelos.

Todo se recrea y vuelve a renacer luego del inclemente invierno, donde todo se sumió en sueño profundo, similar a la muerte. Es el ciclo de la vida, la contracción del mismo amor, para luego tener más fuerza y volver a expandirse. Ese contraste hace que apreciemos las maravillas de la existencia, nos hace estar agradecidos…

Hay muchas maneras de vivir, pero nada como vivir en sintonía con la energía luminosa del amor. Algunos seres humanos buscan poseer cosas materiales, muchos quieren el poder en todos sus matices; eso les da cierto tipo de fuerza, placer y transitoria felicidad. Otros logran hacer fluir la verdadera fuerza que alimenta de vida, el poder de amar, y eso los lleva a la plenitud. Lo maravilloso es que todos los seres humanos tenemos ese potencial en nuestro interior. Desaprovechado.

Paseando al atardecer, recién llegado a otro 'hogar', en un hermoso lugar, el Ashram de Raíces de Nuevo León, reflexionando e intentando escribir sobre el amor, salgo a caminar para estar a solas con mis pensamientos. Qué energía maravillosa es el amor cuando brota como un manantial, cuando se lo usa para servir a los seres humanos. Voy observando y percibiendo la naturaleza, luego de la lluvia… De repente me queda claro, parte de lo que es el amor.

Es como el sutil y extraordinario perfume de los naranjos en flor. Te embriaga, te eleva, te entusiasma y penetra tanto en ti que cuando lo bebes, te inunda el alma de gratitud; en un instante, que se vuelve eterno.

miércoles, 22 de abril de 2015

Compartiendo el Sendero 25

            Monclova. "Yoga, sexualidad y trascendencia". Una conferencia adecuada para la época que vivimos. Como humanos necesitamos herramientas de crecimiento espiritual; es que trascender lo instintivo en nosotros es difícil sin instrumentos o técnicas, especialmente por la tendencia a la comodidad.
La comodidad hace que nos cueste demasiado cualquier cosa que requiera un esfuerzo, nos estanca en rutinas casi mortales, que matan la alegría, la plenitud, el amor. Así que nos perdemos el potencial enorme que somos en nuestro interior. Todo sirve, todo de alguna
manera está bien, porque las infinitas posibilidades del  Ser deben fluir en el universo del cual somos parte.
Afortunadamente, tenemos opciones, podemos vivir bastante mejor. La RedGFU en Monclova tiene una buena sede propia, dirigida por gente con potencial para mucho más; en eso están, para aprovechar al máximo todas sus posibilidades.
Parafraseando al Maestro Jose Marcelli, podemos asegurar que el Yoga es un sistema para mejorar la vida. Entonces, también puede ayudarnos a mejorar nuestra sexualidad. En realidad es una herramienta extraordinaria en este sentido. Precisamente, Yoga quiere decir Unión, Centro, Yug, estado de presente, unión entre Ha (Sol) y Tha (Luna,) Hatha Yoga; o entre acción y reacción como equilibrio dinámico, que tiene que ver también con el Karma Yoga.
Pero el Yoga que va directo al punto de la sexualidad y la trascendencia es específicamente el Tantra Yoga. Todo lo que se mueve en las redes sociales parece mezclado y a veces dista mucho de tener que ver con el Tantra, pues en el Yoga Tántrico se pretende llegar a la experiencia de la Unidad, que va mucho más allá de lo estrictamente genital.

martes, 7 de abril de 2015

Compartiendo el Sendero 24

                   El amor es la energía más maravillosa y renovadora del universo, porque mueve las fibras más profundas del ser, acaricia lo humano y repercute en todo. Dejar fluir esta energía nos lleva a la felicidad con plenitud; es que todos tenemos mucho para dar, de variables e infinitas maneras, solo debemos limpiar nuestros nadis, esos canales que se van obstruyendo, ya desde la infancia, se bloquean un poco, se ensucian con miedos, culpas, resentimientos, olvidos, dolores, abandono, soledad, heridas…Debemos reeducarnos, utilizar nuestra capacidad de resiliencia y reconciliarnos con la vida para volver al amor, nuestra verdadera esencia. 
        
Lima. Visitar un lugar y encontrar gente confiable de la RedGFU es como siempre llegar a casa. Es que a veces viajar tanto puede ser un poco difícil y agotador, pero centrándose en el presente, en cada instante y lugar, todo se combina para encontrar momentos mágicos en todas partes, y se vuelve gustoso.
Cuando se está al servicio de lo que sugiere la vida, parece que el universo conspira para mimarnos. Meditar mirando el atardecer, con el sol acostándose en el mar, es algo único. Las olas se van calmando, el juego de colores cambia, el movimiento, las nubes, las luces y las sombras combinan infinitas formas, dibujando representaciones de luminosidad, en instantes efímeros y sublimes.

La energía se multiplica en todas partes, cambiando de matices, moviéndose en las olas. Así, en ese panorama, aparecen desde el alma y el silencio los mantras… Al rato vuelas en una gaviota que miras por unos segundos eternos, siendo uno con ella; te vuelves ola, viento, nube y luego te haces uno con todo. Si te conectas un poco con la fuente en ti y fuera de ti, llega la profunda paz y estado de plenitud sin tiempo, y cuando sonríes porque fluye el estado de santosha, (contentamiento) y la brisa te acaricia el rostro y la luz penetra en tu ser, ya no necesitas más nada. Todo está ahí, en el maravilloso presente.
Recordando al Maestro José Marcelli, viviendo parte de su enseñanza con respecto a los mantras de la Tradición.