lunes, 16 de marzo de 2015

Compartiendo el Sendero 23

    El Yoga, una experiencia profunda en los niveles más sutiles de lo humano.

Esa particular vivencia, se vuelve única cuando experimentas el Yoga en los niveles más allá de la persona, en la mente superior, espiritual, y por eso es que no puede transferirse; tampoco adquirirse haciendo solo cursos o por medio de completar diferentes conocimientos y prácticas, más si se las hace, con el propósito de recibir un diploma. Esta disciplina milenaria trasciende el intelecto y requiere un esfuerzo profundo y real de cada persona que quiera vivir el Yug.
Es por ello que no se debe cobrar por impartir las clases. Si realmente queremos inspirar o usar el Yoga como herramienta de crecimiento para todos aquellos que buscan la verdad, no debemos mercantilizarla. Claro que en las sedes de la RedGFU y otros lugares se cobra una cuota social, de mantenimiento, que como un club incluye múltiples actividades gratuitas, entre ellas el Yoga, pero no es para el profesor, ni para una empresa en particular, es un donativo que sirve para seguir difundiendo el Yoga hacia otros seres humanos.
No vendes la Realización, es algo a lo que tenemos derecho todos, por esfuerzo individual, no por canje o por conveniencia, sino más bien porque nos mueve un espíritu solidario.
Es simple, no es lo mismo dar algo con la expectativa de recibir una recompensa, que simplemente dar como un acto de generosidad, pensando en que otros seres humanos vivan también una experiencia trascendental, que les lleve a una transformación de su persona y se conecten con su Ser. Por eso, en este linaje recomendamos usar el Yoga como una herramienta de ayuda mutua, de amor superior, sin dogmas o doctrinas, a fin de seguir avanzando en el camino hacia la iluminación, sin excluir o marginar a nadie.
           Por supuesto que cada uno puede ver y usar el Sistema Yoga como guste, adaptándolo y aplicándolo a su manera, en un mundo donde debe fluir la diversidad; pero debería ser siempre de forma constructiva y respetuosa hacia todos los seres humanos que de algún modo utilizan el Yoga como un medio de avance espiritual.
Ya sabemos que todo tiene algún “beneficio”, que de alguna manera está bien que se presenten aspectos disímiles y se trabaje en los diferentes niveles de la consciencia, dentro del mismo conocimiento, a la búsqueda de la 'verdad total'. Además, deben existir contrastes, como medios de seguir desarrollando la capacidad de darnos cuenta. Sin embargo, es importante informar y orientar, de tal manera que los frutos de la disciplina sean verdaderos. En suma, a la hora de elegir dónde practicar Yoga hay que hay establecer diferencias sustanciales, especialmente en lo relacionado con el amor que debiera fluir de un profesor, un discípulo
o un Gurú. Sus hechos deben ser la imagen viva de la experiencia del Yoga; deben ser capaces de inspirar algo especial, que sirva para espiritualizar nuestra vida y beneficiar al mundo, sin mezclar lo  personal o sacar algún tipo de ganancia.
Por eso, el Yoga, como un sistema integral para el desarrollo humano y transpersonal, tiene un linaje y un legado Espiritual de Amor y Sabiduría que vienen desde tiempos muy remotos por medio de la magia que produce el servicio al planeta y a todas sus criaturas.

           Ecuador. Guayaquil. El Instituto Ollantay mantiene un fuego encendido y en cualquier momento se expandirá como RedGFU. Como siempre, lo difícil es elegir entre el desarrollo humano espiritual y el dinero. Es que cuando se mezclan las dos cosas a la hora de trasmitir lo esencial de una
Tradición, surgen las contradicciones, y es generalmente la materia la que termina por imponerse, a menos que el discípulo sea capaz de tomar el control y hacer prevalecer el llamado de su conciencia profunda.
La magia del crecimiento espiritual en un lugar se da cuando fluye el servicio a la vida sin tomar nada para sí mismo. Lo bueno es que en ese lugar hay gente interesada en un Yoga más profundo y con línea y tradición. Entonces, tarde o temprano fluirá lo mejor de las personas y todas las etapas vividas servirán de base, para algo sólido y real.
           Ashram de Bucay. Una muy buena convivencia dentro de la naturaleza apasionada del lugar, rodeados de aves y plantas, a la orilla de un río con agua pura que fluye de la montaña. Empezar al amanecer meditando, percibiendo la naturaleza, mientras van desperezándose las aves, que acompañan con sus trinos, mientras las ranas optan por dormir, resulta hermoso e inspirador; es un alimento para la persona que somos y la esencia que estamos tratando de volver a encontrar. Así de simple.
Luego buscar lo sagrado de la mejor manera posible, conversando, compartiendo, aprendiendo todos de todos. Asanas, talleres, y al atardecer, mientras meditamos, vuelve el canto de las ranas, de los grillos, en tanto que los pájaros se entregan al silencio...
          Quito. Cuando la lealtad a un Sendero y a su propio ser es parte del Iniciado, todo lo que ocurre como dificultades, pruebas, crisis, no lo apartan del camino, solo le enseñan por dónde debe dirigir sus esfuerzos, qué debilidades debe fortalecer.
El  dinero siempre es una prueba en todos los niveles de la conciencia, detrás del dinero está el ego, que necesita afirmarse, entonces caemos en la trampa fácilmente cuando no hay quien nos ayude a  verlo.
Ese proceso es tan fuerte e inconsciente, que no escuchamos ni a la gente que nos ama verdaderamente. Es peor aún cuando hay seres humanos que conocen de los diferentes niveles de la conciencia y manipulan a las personas por medio de su ego.
Quito tiene un potencial espiritual y va muy bien. El ashram se va afirmando, el grupo humano es muy valioso y pronto la sede actual les quedará muy chica. La gente de la RedGFU y la Orden en Ecuador, ahora sí, va encaminada a tener una Cámara de Iniciación para ese país.

La mitad del mundo y sus fenómenos electromagnéticos. Solo mirar lo que pasa con el agua al ubicarse en un lado o el otro de la línea del Ecuador marcada exactamente por GPS y se puede entender una parte de esta gran enseñanza del Maestre Serge R. de la Ferriere, que sugiere que los Iniciados del norte vayan al sur y viceversa. Solo alejar un recipiente con un hueco a un metro de la línea, para que el agua que se vierte en el mismo, al irse por el orificio gire de manera diferente de un lado y del otro. Además es divertido e interesante lo que sucede con la gravedad justo encima de la línea que divide.
La propuesta fuera de lo normal, y que resultó muy interesante, fue hacer un Ceremonial de domingo en un santuario de los Yumbos, en Tulipe. Aunque un poco incómodo al principio, terminó en algo realmente especial. El Lugar elegido fue justo sobre la línea del Ecuador que pasa también por ese lugar Sagrado en otros tiempos.
La civilización yumbo (del 600 u 800 DC hasta la conquista española, alrededor de 1660) fue anterior a la de los incas. Los yumbos fueron un pueblo amante de la paz, autónomo, independiente, personas maduras y abiertas a las relaciones exteriores.
Los incas trataron de conquistar a los yumbos entre 1520 y 1534, pero los juzgaron por ser 'gente desnuda' y pobre, de modo que  prefirieron dirigirse a Quito. Los yumbos finalmente aceptaron la dominación española. Su civilización fue, al parecer, aniquilada por las epidemias introducidas por los invasores
europeos (15.000 murieron entre 1560 y 1570), las guerras locales y la erupción del volcán Pichincha, en particular la de 1660, que cubrió Tulipe con ceniza volcánica. Sin embargo, afirman en la actualidad que hay descendientes directos de los yumbos.
En la región de Tulipe abundan las 'tolas' -pirámides truncadas de aproximadamente 20 metros (65 pies) de altura, altura que era una indicación de señorío entre los habitantes. Construidas con tierra y una mezcla de otros materiales, las estructuras más importantes tienen escaleras o rampas.
Se cree que sirvieron como viviendas y como espacios ceremoniales, a juzgar por los sitios funerarios situados en las inmediaciones. Aspectos de la vida y la muerte que para los yumbos estaban inextricablemente entrelazados. Las cuatro 'tolas' principales y guardianas, situadas en los 4 puntos cardinales, la cara del Valle Sagrado de Tulipe y las 'piscinas' hacen de este lugar algo muy especial.
La interacción de círculos, cuadrados y cruces formadas por sus posiciones y ángulos son culturalmente significativas. También pueden apreciarse la pendiente de la piscina y las paredes, construidas ligeramente hacia fuera, en un ángulo de 15 grados para ayudar a la estabilidad. Una de las piscinas contiene un monolito con el símbolo de la fertilidad fálica. Las piscinas fueron conectadas por una red de canales para transportar el agua.
El agua fue un elemento clave de la vida yumbo, con sus propiedades curativas y purificadoras. Al igual que un gigantesco espejo que refleja el cielo, y la gran piscina circular, permitían a sus sabios observar el paso del sol y la luna. Las aguas en la piscina simulaban el apresamiento de la luna, atrapándola en el mundo de abajo, terrenal. Los creyentes lanzaban pequeñas piedras del río en la piscina, como parte de un ritual, recibiendo de ese modo el espíritu del agua, que se manifestaba en los círculos concéntricos.         

La geometría de la piscina circular es fascinante. Hoy en día aún se ve muy interesante su forma redonda, un símbolo de la perfección, la eternidad y el infinito. El círculo imita tanto la forma de la luna llena como del sol y, posiblemente, la madre naturaleza en gestación.
Estaba formado por cinco círculos concéntricos de piedra, y los arqueólogos han descubierto una caída significativa de la sombra en la rampa de acceso, que coincide con el 6 de mayo, la fecha inmediata entre el equinoccio de primavera y el solsticio de verano, cuando  terminan las lluvias y comienza el verano. Una gran roca, cerca al río, tiene petroglifos con círculos concéntricos, espirales, y diseños antropomorfos, que representan a los órganos reproductores masculino y femenino, que simboliza la eternidad y el infinito, la vida, la tierra, la humanidad, la divinidad y la fertilidad. Lo bueno es que este pueblo, dejo una interesante y humilde huella en esa búsqueda de conexión con el planeta.

             La Iniciación en la ciudad es difícil, te absorbe la vida cotidiana.  Sin embargo, es posible tomar el control de las circunstancias cultivando una verdadera autodisciplina. Sin esa herramienta, sigue siendo casi imposible mantener cualquier estado de conciencia alcanzado.
Imaginemos qué puede pasar con cualquier ser humano en los vaivenes de la conciencia. Aun el propio Siddharta Gautama, el Buda, tuvo momentos de total inconsciencia o vida sin sentido, incluso con vicios bastante mundanos. Como lo cuenta el maravilloso Herman Hesse:
"Siddharta, el agraciado hijo del brahmán, el joven halcón, creció junto a su amigo Govinda, al lado de la sombra de la casa, con el sol de la orilla del río, junto a las barcas, en lo umbrío del bosque de sauces y de higueras. EI sol bronceaba sus hombros brillantes al borde del río, en el baño, en las abluciones sagradas, en los sacrificios religiosos. La sombra se adentraba por sus negros ojos en el boscaje de mangos, en los juegos de los niños, en el canto de su madre, en los sacrificios religiosos, en las enseñanzas de su padre y sus maestros, en la conversación de los sabios. Ya hacía mucho tiempo que Siddharta participaba en las conferencias de los sabios. Con Govinda se entrenaba en las lides de la palabra, en el arte de la contemplación, de saber ensimismarse. Ya podía pronunciar quedamente el Om, la palabra por excelencia. Había conseguido decirlo en silencio, aspirando hacia adentro; aprendió a enunciarlo calladamente, aspirando hacia afuera, concentrando su alma y con la frente envuelta en el brillo de la inteligencia. Ya sabía entender el interior de su atman indestructible en el mundo material"…  
Inclusive este ser humano tan especial, en una etapa previa antes de su iluminación total, luego de ser un genuino y sabio brahmán, pasar a seguir el camino de los Samanas, con renunciamiento a todo, incluso a las necesidades mínimas de su cuerpo, que le permitieron llegar a momentos sublimes, el día que encontró a Kalama, una mujer muy fina, que vendía su amor, empezó una vida normal, ganando dinero para aprender con ella el arte del amor, y terminó haciendo lo que hace cualquier comerciante, apostando, comiendo carne, bebiendo, despilfarrando y totalmente olvidado de la conciencia de unidad. Luego de varios años de dispersión y apego a lo mundano, retornó al Sendero y realizó la conciencia de Buda.
Desde esta perspectiva, qué podemos esperar de los que recién comenzamos un Sendero. Apenas nos descuidamos, nos absorbe la vida común y nuestra conciencia se nubla, por lo menos hasta que volvamos a afinar nuestra visión interna. Lo bueno de la historia de los grandes sabios, mujeres y hombres, es que nos recuerdan que aunque pasaron por momentos de verdadera inconsciencia, en un momento dado retomaron el Sendero, cargados de experiencias humanas. En definitiva, todos tenemos esperanza de evolucionar y alcanzar sus pies por alejados que anduviésemos. Podemos entonces afirmar lo que ellos mismos dijeron, que en algún momento todos, seremos Budas, Cristos... O que ya de alguna manera lo somos, pero no lo sabemos aún.  
          Meditar es construir una hermosa playa personal, armada poco a poco con infinitos granitos de arena, que se van sumando todos los días por medio de las autodisciplinas; casi no se notan, porque son muy pequeños y parece que no se avanza casi nada en ese esfuerzo diario, pero un día, empiezas a visualizar ese lugar hasta que  ya tienes en tu interior donde sentarte cómodamente, a disfrutar de la paz y la plenitud de tu maravilloso y silencioso mar interno…     


Gurú Constancio           Saltillo y Monclova, Mex. 12-3-2015

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