Thanatos I
Escribir sobre la muerte mientras
escucho a los Creedense y a Pappo Napolitano, con su 'Juntos a la par', es
hablar de la vida, sus cierres y transformaciones, con alegría. Es que
nacimiento y muerte van a la par. Como el gusanito que no se anima a morir,
pero la naturaleza le da ánimo y luego de un tiempo de ser crisálida se
transforma en una hermosa mariposa y empieza otra etapa y experiencias
maravillosas de su propia vida. La muerte solo es el descanso de la vida.
En
la mitología griega, Thanatos (en griego antiguo Θάνατος Thanatos, ‘muerte’)
era la personificación de la muerte sin violencia. Su toque era suave, como el
de su gemelo Hipnos, el sueño. La muerte violenta era el dominio de sus
hermanas amantes de la sangre: las Keres, asiduas al campo de batalla. Tiene
equivalencias en otras mitologías como la romana que era Mors o Letus / Letum .
Esto
coincide con la gran enseñanza hermética: como es arriba es abajo y como es en
lo micro es en lo macro. La vida es, en lo micro, un nacimiento al amanecer,
luego del sueño, o sea la muerte suave de Hipnos. Vivimos experiencias durante
el día, hasta que nos acostamos y nos dormimos para volver a amanecer. Así es
en lo macro, amanece cuando volvemos a nacer, pasan muchos años y volvemos al
todo, hasta volver a empezar.
En
la teoría psicoanalítica, Thanatos es la pulsión de muerte, que se opone a
Eros, la pulsión de vida. La «pulsión de muerte» identificada por Sigmund
Freud, que señala un deseo de abandonar la lucha de la vida y volver a la
quiescencia y a la tumba. Ellas siguen en nuestra vida, por eso a veces
elegimos la pulsión de vida y otras, inconscientemente, la de muerte, si
hacemos algo que nos hace daño o nos lleva a nuestra propia destrucción.
“He conocido el Ser Infinito que está Resplandeciendo
Más allá de todas las tinieblas y
desilusiones;
Solo conociéndolo se escapa a la muerte.
No hay otro camino hacia la
Inmortalidad”.
(Svetasvataro-Panishad, III, 8).