Experiencias y comentarios
simples sobre el estado de trascendencia, realización o iluminación.
El
estado de iluminación, realización o trascendencia es posible para cualquier
persona, en todo momento, en cualquier lugar del planeta y por diferentes
caminos. Porque es algo para lo que nacimos y seguiremos naciendo como seres
humanos. Solo es cuestión de ganarse el derecho a esos estados de conciencia.
Qué es real y qué imaginación? es
algo difícil de saber con total seguridad en los múltiples estados posibles de
la mente; de modo que hay que moverse con la propia comprensión, aunque sea
sencilla y limitada. Si es real, si proviene de lo empírico, es más valiosa que
cualquier pensamiento o experiencia ajena por fabulosa que parezca.
Ken Wilber comenta algo en su
escrito "Usted ya está iluminado": “La esencia del dzogchen (o
maha-ati) es muy sencilla y coincide con enseñanzas elevadas de algunas tradiciones de sabiduría
del mundo, especialmente del hinduismo Vedanta y del budismo Ch'an (forma
antigua del Zen). Dicho en pocas palabras: Si el Espíritu tiene algún
significado, debe estar en todas partes, debe impregnarlo todo y abarcarlo
todo. No puede haber un solo lugar en el que no se encuentre ya que, en tal
caso, no sería infinito. Por consiguiente, el Espíritu debe hallarse ahora
mismo totalmente presente en tu propia conciencia. Es decir, tú propia
conciencia actual, tal y como es, sin cambio ni modificación alguna, es
perfecta y está por completo impregnada de Espíritu...
… El Espíritu y la iluminación
deben ser algo de lo que eres plenamente consciente ahora mismo, algo que ya
estás contemplando en este mismo instante".
Hay algunas enseñanzas similares,
que tienen parte de la verdad total. Al ir comprendiendo la lógica que
plantean, tomamos consciencia de su valor. Aun así, ¿cómo es que no sucede
fácilmente el estado de iluminación en el presente? ¿Cómo es que no lo
reconocemos? Nuestro estado es extraño, pues numerosos seres humanos queremos
sin ninguna duda estar iluminados, integrados a ese universo invisible, pero no
es tan fácil. En realidad se puede decir que todos queremos unirnos y estar en
armonía con el universo dentro y fuera de nosotros mismos, pero muchos no
tienen esa necesidad o aun no la descubren.
Lo concreto es que ahí andamos.
La mayoría estamos como abandonados, con la casi permanente impresión de separación,
desconectados, desprotegidos, solitarios, sufriendo, fuera de sintonía con esa
inteligencia que nos dio vida y nos sostiene y alimenta permanentemente.