La Navidad.
La alegría que se vive en los Ashram acercándose la Navidad, es incomparable; estos centros de desarrollo humano, ecológico y transpersonal, son los lugares más adecuados para vivir estos días tan especiales. Cada uno de los hermanos que pasan unos días o unas horas por aquí, buscando su propio camino, dejan algo bueno y se llevan un poco de alimento y amor para su alma.
Se sumó en estos días pasados, la experiencia sanadora de compartir con el quinto y cuarto grado tres días de reuniones, y expresar lo que pensamos, sentimos y vivimos cada uno en la Tradición Iniciática, todo con respeto y las mejores intenciones. Aunque las ideas y la forma de interpretar y experimentar las enseñanzas recibidas, a veces son diferentes, precisamente esas diferencias nos ayudan a encontrar de manera real y completa la consciencia de Unidad en toda su existencia, así que me quedé con mucha alegría en el alma, no porque esté todo arreglado, si no por percibir la magia de D.I.O.S en sus diversas manifestaciones y cómo todo sirve a un Plan Superior.
Es necesario darnos cuenta de la importancia que tiene ir más allá de nuestras limitaciones, ideas y sentimientos, para buscar el punto de vinculo posible para la diversidad humana; la unidad expresada desde el Ser. Eso solo se puede lograr en el amor y justo ahora es tiempo de mucho amor, tanto que se nota la cercanía de esa consciencia Cósmica llamada el Cristo, la fuerza que fluye desde el Sol y nos impulsa a crecer, avanzar, buscar lo mejor de nosotros mismos, ir hacia la Consciencia que nos acerca a la comprensión del todo. Por eso, es muy importante abrir el corazón y el alma, para que nos llenemos de esa energía constructiva, ya que, si nos encerramos en nosotros mismos o nos mostramos indiferentes a la fuerza de ese espíritu de Navidad, pudiera parecer que los resultados son contrarios, tal vez porque la indiferencia es uno de los síntomas más comunes del desamor.