Siete rayos, niveles, tonos, vibraciones, colores… De esos 7, el Séptimo Rayo es la vibración que nos afina con la Magia, el Orden, el Ceremonial y el Ritual.
Cuando trabajamos el Séptimo rayo, aprendemos a buscar las cosas decentes y ordenadas, también lo noble, digno y metódico.
La clave es afinar con lo más conveniente y constructivo, pronunciando las palabras correctas en el momento oportuno; generando en nosotros una mentalidad abierta, auténtica, humilde y dispuesta a cambiar lo que se necesite para crecer. Esto da una capacidad de liderazgo, fuerza para crear orden, darle un ritmo a la vida con cierta alegría y solemnidad para valorar lo que hacemos; a la vez, ayuda y nos da energía para coordinar grupos para el bien común.
Por eso es importante en un hogar lograr tener por lo menos tres santuarios sagrados; uno para lo espiritual, otro para comer, más la cocina, y el tercero, la recamara, para un vínculo profundo hacia el Ser en la pareja. Buscar lo Sagrado en todo, eleva a la familia a una vibración de amor y unidad.
La vida se mueve con la magia de la ley de vibración, todo el universo vibra y crea continuamente nuevas formas de vida; es así que cómo pensamos, así sentimos, cómo sentimos, vibramos, y de acuerdo a cómo vibramos eso atraemos. Por eso las prácticas para desarrollar las características del rayo ceremonial, como los rituales de Teúrgia y el Antenaje, son tan importantes, pues nos elevan a un nivel más sutil de vibración en nuestros 4 elementos y poco a poco nuestra vida se va impregnando de un poco más de luz.